En Marruecos el pan se come con todo, exceptuando cuando se prepara cous-cous, pero salvo esa comida, el pan es el gran protagonista de la mesa.
Sentarse a comer significa que en la mesa tiene que haber mucho pan, ya que no solo se usa como acompañamiento de la comida, si no que éste realiza la función de los cubiertos. Con él, se pinza la comida y se lleva a la boca.
En las zonas rurales son las mujeres las que se encargan de preparar el pan a diario, amasando cada mañana al amanecer y llevando a cocer en hornos públicos de leña o bien en sus propias casas.
Y es en una de estas casas donde vamos a aprender a elaborar el pan y a degustarlo después.
Serán las mujeres de la aldea de Hassi Labied las encargadas de mostraros todo el proceso, desde el amasado hasta la cocción del pan.
Pero para aquellos que sientan pasión por lo dulce, sabed que estáis en el país indicado. Marruecos tiene una gran tradición pastelera y su repostería es muy reconocida.
La repostería marroquí alcanza su máximo esplendor en eventos especiales, como bodas y festivales religiosos.
Durante el Ramadán, las mujeres preparan abundancia de dulces con los que agasajan a sus seres queridos.
Los ingredientes más utilizados en su elaboración son la miel, la sémola, la harina, las almendras y, por supuesto, el azúcar.
En este taller serán las pasteleras de Hassi Labied las encargadas de enseñaros cómo se preparan los dulces más exquisitos de la región: cuernos de gacela, feqqas, seffa, maqrud, shbaquía, sellu, etc.
Por supuesto, vamos a degustar vuestras preparaciones, acompañadas, como no, de un té a la menta.