Ruta en la que, además de conocer el desierto del Sáhara, tendréis la posibilidad de descubrir la cultura, las tradiciones y la gastronomía de este rincón mágico de Marruecos. Saliendo de Marrakech, los impresionantes paisajes del Gran Atlas, con sus montañas salpicadas de pueblecitos bereberes asentados en las laderas, serán la primera visión que tendremos durante la travesía por el puerto de montaña Tichka.

Finalizado el puerto, las llanuras se apoderan del paisaje al llegar a Ouarzazate, donde visitaremos Aït Ben Haddou, conjunto fortificado declarado Patrimonio de la Humanidad y joya de la arquitectura bereber del sur de Marruecos. Cruzando el enorme Palmeral de Skoura y el Valle de Rosas, llegamos al Valle de Dades, con sus curiosas formas geológicas de rojizos colores.

A este itinerario, desde Ouarzazate al Valle de Dades, se le conoce como la «Ruta de las Mil Kasbahs», pues está jalonado de cientos de bellas construcciones de adobe tan características de la zona. Otra maravilla de la naturaleza que os va a sorprender, son las espectaculares Gargantas del Todra, formaciones erosionadas por el río Todra, hasta lograr construir un estrecho desfiladero de enormes paredes verticales.

A pocos kilómetros el paisaje cambia por completo: las impresionantes dunas del Erg Chebbi en Merzouga, nos darán la bienvenida.
Puestas de sol increíblemente bellas y sobrecogedoras, silencio y paz, son algunos de los placeres que este lugar lleno de magia nos va a regalar.

De regreso a Marrakech, el recorrido atraviesa el espectacular Valle del Draa y el Valle de Ounila, este último considerado una de las bellezas remotas del Alto Atlas. En definitiva, un intenso tour lleno de contrates hacia el paraíso de las dunas.